A nuestra vuelta de Tanzania, una amiga me preguntaba:
-¿Qué tiene África que todo el que va quiere volver?
Quizás, la respuesta sea el título de este post: pole pole (despacio).
La vida en África discurre, sencillamente, pole pole. Para nuestro mundo occidental, la vida es justamente lo contrario: prisas, premura, llegamos tarde a todas partes... Eso en África es impensable.
Una avería en Olduvai o en las llanuras sin fin de Serengeti: hakuna matata (no hay problema), tarde o temprano será solucionada. Unas bolsitas de té son suficientes para, con tiempo, subsanar un problema en el circuito del radiador.
Cuando hace muchos años empecé a estudiar swahili, mi profesor me enseñó una expresión típica en esta lengua: haraka haraka haina baraka (deprisa, deprisa, no hay seguridad). Todo se toma con una gran tranquilidad. No esperes en África pedir una pia baridi (cerveza fría) y que esta te llegue aún fría.
África es nuestro polo opuesto en el tema de como entendemos el tiempo. Para empezar: la hora. Si preguntas en África, poco después del amanecer: saa ngapi? (¿qué hora es?); la contestación puede ser saa mbili asubuhi (son las dos horas, esto es las 8,00 horas GTM). Simplemente porque para esta zona de África el día comienza con el amanecer y termina con la puesta del sol.
En la imagen superior podéis comprobar como es el sistema horario en esta zona de África. Para nuestra forma de pensar, en un mundo dominado por todo lo que ya se ha mencionado, el contacto con África representa, en gran medida, comprobar lo superfluo de nuestros estilos de vida.
El Arusha Hotel se encuentra situado en la plaza donde se erige la Torre del Reloj.
Al parecer, este punto geográfico se encuentra equidistante entre las ciudades de El Cairo y Ciudad del Cabo.
Es uno de los puntos neurálgicos de Arusha de guías locales a la caza del musungu (como se nos denomina a los blancos) que te ofrecen de todo: safaris, pinturas, kangas...
-Hapana, asante (No, gracias)
Pero lo que queríamos contar del Arusha Hotel es lo siguiente. Durante el rodaje de la película Hatari (peligro en swahili) en 1962, dirigida por Howard Hawks, el actor John Wayne convirtió este hotel en su base de operaciones para las farras que tuvieron lugar durante dicho rodaje. Por ello, el hotel cuenta con el Hatari bar, un pequeño homenaje a la memoria del actor.
Nosotros no hemos tenido en ningún momento sensación de peligro en África. Todo lo contrario, sus gentes se afanan por ser amables con mgeni (extranjero, plural wageni). Si viajáis a esta parte de África, una de las expresiones más típicas que oiréis es karibu! (¡bienvenido! ¡por favor! ¡de nada!, dependiendo del contesto) y que forma parte de esa guía de expresiones en swahili que contribuyen a mostrarnos esta maravillosa África: Jambo! Karibu! Asante, pole pole, hakuna matata. Lo triste es cuando llega el momento de decir kwa heri (adiós).
miércoles, 29 de julio de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
La jirafa y el leopardo
Twiga na chui
Pocos animales son tan esbeltos como la jirafa. Incluso cuando corren, lo hacen con una cadencia armoniosa. De su enorme tamaño nos da una referencia la foto siguiente.
Es habitual contemplarlas en Tarangire sobresaliendo entre los arbustos.
O en Serengeti a la sombra de una acacia.
Algunos ejemplares son atraídos por la curiosidad que les despertamos.
Más recatado es el leopardo. En Tarangire no vimos ninguno, pero los restos de una gacela en un árbol indicaban su presencia. El leopardo sube su presa a los árboles donde la devora con la tranquilidad que le supone que otros oportunistas no puedan hacerlo.
Menos frondoso, Serengeti es propicio para el avistamiento de leopardos. Ya el primer día, la silueta de un leopardo en la rama de un árbol en la distancia nos provocó una gran emoción.
Con los prismáticos se podía apreciar que había restos de una gacela en las ramas superiores. Para nuestra sorpresa y satisfacción, al cabo de un rato el leopardo descendió del árbol y se vino en dirección a nosotros para encaramarse sobre los restos de un árbol caído próximo.
Al olor de la presa del leopardo, un oportunista, una hiena, hizo acto de presencia.
El leopardo, sabedor de que su presa se encontraba a buen recaudo, no se inmutó por la presencia de la hiena que acudió hasta el árbol donde se encontraba el botín inalcanzable. Por allí estuvo rondando un buen rato hasta que nos fuimos, también sabedores de que la hiena no conseguiría nada esta vez.
Volvimos a ver un leopardo dos días después. No era el mismo pero, al igual que el anterior, se encontraba en un árbol en el que también colgaban los despojos de una gacela.
No lejos de allí, un pequeño grupo de jirafas pastaba como si nada. Una jirafa se debió sentir atraída hacia el árbol donde estaba el leopardo.
En un momento dado, la jirafa se percató de la existencia del leopardo en la rama y se alejó un poco.
Sin embargo y para nuestro asombro, la jirafa volvió a acercarse al árbol y estuvo contemplando al leopardo, completamente indiferente a ella, durante un buen rato, antes de marcharse finalmente por donde había venido.
Glosario
-jirafa: twiga
-leopardo: chui
-y: na
Pocos animales son tan esbeltos como la jirafa. Incluso cuando corren, lo hacen con una cadencia armoniosa. De su enorme tamaño nos da una referencia la foto siguiente.
Es habitual contemplarlas en Tarangire sobresaliendo entre los arbustos.
O en Serengeti a la sombra de una acacia.
Algunos ejemplares son atraídos por la curiosidad que les despertamos.
Más recatado es el leopardo. En Tarangire no vimos ninguno, pero los restos de una gacela en un árbol indicaban su presencia. El leopardo sube su presa a los árboles donde la devora con la tranquilidad que le supone que otros oportunistas no puedan hacerlo.
Menos frondoso, Serengeti es propicio para el avistamiento de leopardos. Ya el primer día, la silueta de un leopardo en la rama de un árbol en la distancia nos provocó una gran emoción.
Con los prismáticos se podía apreciar que había restos de una gacela en las ramas superiores. Para nuestra sorpresa y satisfacción, al cabo de un rato el leopardo descendió del árbol y se vino en dirección a nosotros para encaramarse sobre los restos de un árbol caído próximo.
Al olor de la presa del leopardo, un oportunista, una hiena, hizo acto de presencia.
El leopardo, sabedor de que su presa se encontraba a buen recaudo, no se inmutó por la presencia de la hiena que acudió hasta el árbol donde se encontraba el botín inalcanzable. Por allí estuvo rondando un buen rato hasta que nos fuimos, también sabedores de que la hiena no conseguiría nada esta vez.
Volvimos a ver un leopardo dos días después. No era el mismo pero, al igual que el anterior, se encontraba en un árbol en el que también colgaban los despojos de una gacela.
No lejos de allí, un pequeño grupo de jirafas pastaba como si nada. Una jirafa se debió sentir atraída hacia el árbol donde estaba el leopardo.
En un momento dado, la jirafa se percató de la existencia del leopardo en la rama y se alejó un poco.
Sin embargo y para nuestro asombro, la jirafa volvió a acercarse al árbol y estuvo contemplando al leopardo, completamente indiferente a ella, durante un buen rato, antes de marcharse finalmente por donde había venido.
Glosario
-jirafa: twiga
-leopardo: chui
-y: na
jueves, 23 de julio de 2009
Seronera
En el corazón del Parque Nacional del Serengeti se encuentra Seronera. Próximo al río Seronera, este paraje debe su nombre a la palabra seroinet, el nombre de un muchacho masai que fue atacado y muerto por unos leones. En este lugar se encuentra el Seronera Wildlife Lodge construido en torno a un kopje.
Un kopje (término de origen afrikaans) es como se denomina a los afloramientos rocosos que surgen en medio de la inmensa llanura que es el Serengeti. En los kopjes viven, de forma habitual, el agama arcoiris (Agama agama)...
... y un pequeño pariente del elefante, el damán de las rocas.
Aunque por su aspecto parece tratarse de un roedor, no lo es. En el Seronera Wildlife Lodge es habitual poder contemplarlos por todas partes con una familiaridad increible.
Como igualmente familiar es la presencia de cercopitecos verdes deambulando por las mismas instalaciones del lodge.
O, peor aún, papiones buscando resquicios que dejan los turistas para entrar en las habitaciones en busca de comida.
África es, en gran medida, todo esto. Mientras el muzungu disfruta de un bufet amenizado por unos músicos tocando los Niños del Pîreo...
...a pocos metros de allí, las hienas hacen acto de presencia durante la noche.
La piscina del Seronera Wildlife Lodge, en la cual se refleja la luna llena de África, es un observatorio privilegiado para la observación de la naturaleza.
Desde este kopje reconvertido en hotel, se puede observar tanto la salida como la puesta del sol.
Es Seronera.
Glosario
-damán de las rocas (Procavia johnstoni, kisw: pimbi)
-cercopiteco verde (Chlorocebus aethiops, kisw: tumbili)
-papión (Papio sp., kisw: nyani)
-muzungu, término con el que se designa, en swahili, a las personas de color blanco (pl. wazungu)
-hiena (Crocuta crocuta, kisw: fisi)
-amanecer: macheo
-anochecer: magharibi
Un kopje (término de origen afrikaans) es como se denomina a los afloramientos rocosos que surgen en medio de la inmensa llanura que es el Serengeti. En los kopjes viven, de forma habitual, el agama arcoiris (Agama agama)...
... y un pequeño pariente del elefante, el damán de las rocas.
Aunque por su aspecto parece tratarse de un roedor, no lo es. En el Seronera Wildlife Lodge es habitual poder contemplarlos por todas partes con una familiaridad increible.
Como igualmente familiar es la presencia de cercopitecos verdes deambulando por las mismas instalaciones del lodge.
O, peor aún, papiones buscando resquicios que dejan los turistas para entrar en las habitaciones en busca de comida.
África es, en gran medida, todo esto. Mientras el muzungu disfruta de un bufet amenizado por unos músicos tocando los Niños del Pîreo...
...a pocos metros de allí, las hienas hacen acto de presencia durante la noche.
La piscina del Seronera Wildlife Lodge, en la cual se refleja la luna llena de África, es un observatorio privilegiado para la observación de la naturaleza.
Desde este kopje reconvertido en hotel, se puede observar tanto la salida como la puesta del sol.
Es Seronera.
Glosario
-damán de las rocas (Procavia johnstoni, kisw: pimbi)
-cercopiteco verde (Chlorocebus aethiops, kisw: tumbili)
-papión (Papio sp., kisw: nyani)
-muzungu, término con el que se designa, en swahili, a las personas de color blanco (pl. wazungu)
-hiena (Crocuta crocuta, kisw: fisi)
-amanecer: macheo
-anochecer: magharibi
lunes, 20 de julio de 2009
La jornada del león
Mucha gente piensa que los leones cazan al amanecer. Se trata de una creencia infundada. Como bien saben los guías de los Parques, los leones cazan cuando tienen hambre. Puede resultar difícil ver cazar a un león en un safari por el poco tiempo del que se dispone y porque estos animales se pasan la mayor parte del tiempo descansando. Nada más entrar en el Parque Nacional de Serengeti, esta leona al borde del camino parecía estar esperándonos para darnos la bienvenida.
Con sus 14763 km cuadrados (3000 más que la Región de Murcia), el Serengeti es una llanura sin fin como indica su nombre en la lengua maa de los masai. Hay suficiente espacio para los diferentes grupos de leones sometidos a una especial vigilancia por los rangers. Algún que otro ejemplar de alguno de estos grupos porta un collar localizador.
Acostumbrados a la presencia humana, los leones no parecen inmutarse por los incómodos turistas.
Un grupo de tres leonas y un león joven macho se encontraban iniciando una maniobra de aproximación hacia una manada de gacelas.
Nuestra presencia no suponía más que un verdadero incordio para el grupo que, finalmente, acabó desistiendo y se tumbaron a la sombra a la espera de que nos fuéramos para no espantarles la presa.
No muy lejos de allí, tres cachorros de león indicaban que la madre no debía encontrarse muy lejos.
Y, por fin, un imponente macho, aunque joven todavía, se dejó ver para nosotros.
A diferencia de Serengeti, los leones de Ngorongoro son de melena negra. Los machos adultos no son fáciles de ver. Un grupo de quince leones presagiaba la existencia de algún portentoso macho, pero no logramos verlo. Hemos leído que en los años 60, una epidemia de nagana (tripanosomiasis animal africana) diezmó la población de leones de Ngorongoro, de modo que los ejemplares existentes hoy en día son descendientes de aquella escasa decena de animales que sobrevivió a la enfermedad.
Bien vigilados por los rangers para evitar que se les incomode, los leones de Ngorongoro están sometidos a la propia presión que se ejercen ellos mismos. Los grupos de leones, muy territoriales, están sujetos a la limitación del espacio natural que ofrece el cráter Ngorongoro.
Pudimos contemplar como una leona acechaba un rebaño de cebras en lontananza. Echamos de menos un buen teleobjetivo para captar la secuencia, pero los prismáticos permitieron disfrutar de la escena que se grabó en nuestras retinas. Descubierta por una cebra, la leona tuvo que iniciar la arrancada antes de lo previsto y por tanto fallando en el intento. Pero fue verdaderamente espectacular.
Más próximo a nosotros, una leona se aproximaba a un grupo de tres facoceros ante la atenta mirada de un macho joven. Descubierta por uno de los facoceros, éstos emprendieron la huida rápidamente sin esperar a ver lo que haría el joven macho.
A partir de ahora, verles indolentes en cualquier zoo nos recordará estos diferentes momentos vividos en Serengeti y Ngorongoro donde dejan su huella majestuosa como puede apreciarse en la foto junto a las rodadas de los coches.
Con sus 14763 km cuadrados (3000 más que la Región de Murcia), el Serengeti es una llanura sin fin como indica su nombre en la lengua maa de los masai. Hay suficiente espacio para los diferentes grupos de leones sometidos a una especial vigilancia por los rangers. Algún que otro ejemplar de alguno de estos grupos porta un collar localizador.
Acostumbrados a la presencia humana, los leones no parecen inmutarse por los incómodos turistas.
Un grupo de tres leonas y un león joven macho se encontraban iniciando una maniobra de aproximación hacia una manada de gacelas.
Nuestra presencia no suponía más que un verdadero incordio para el grupo que, finalmente, acabó desistiendo y se tumbaron a la sombra a la espera de que nos fuéramos para no espantarles la presa.
No muy lejos de allí, tres cachorros de león indicaban que la madre no debía encontrarse muy lejos.
Y, por fin, un imponente macho, aunque joven todavía, se dejó ver para nosotros.
A diferencia de Serengeti, los leones de Ngorongoro son de melena negra. Los machos adultos no son fáciles de ver. Un grupo de quince leones presagiaba la existencia de algún portentoso macho, pero no logramos verlo. Hemos leído que en los años 60, una epidemia de nagana (tripanosomiasis animal africana) diezmó la población de leones de Ngorongoro, de modo que los ejemplares existentes hoy en día son descendientes de aquella escasa decena de animales que sobrevivió a la enfermedad.
Bien vigilados por los rangers para evitar que se les incomode, los leones de Ngorongoro están sometidos a la propia presión que se ejercen ellos mismos. Los grupos de leones, muy territoriales, están sujetos a la limitación del espacio natural que ofrece el cráter Ngorongoro.
Pudimos contemplar como una leona acechaba un rebaño de cebras en lontananza. Echamos de menos un buen teleobjetivo para captar la secuencia, pero los prismáticos permitieron disfrutar de la escena que se grabó en nuestras retinas. Descubierta por una cebra, la leona tuvo que iniciar la arrancada antes de lo previsto y por tanto fallando en el intento. Pero fue verdaderamente espectacular.
Más próximo a nosotros, una leona se aproximaba a un grupo de tres facoceros ante la atenta mirada de un macho joven. Descubierta por uno de los facoceros, éstos emprendieron la huida rápidamente sin esperar a ver lo que haría el joven macho.
A partir de ahora, verles indolentes en cualquier zoo nos recordará estos diferentes momentos vividos en Serengeti y Ngorongoro donde dejan su huella majestuosa como puede apreciarse en la foto junto a las rodadas de los coches.
viernes, 17 de julio de 2009
Ladrones en Tarangire
(Wezi katika Tarangire)
El Parque Nacional de Tarangire se encuentra a 118 kilómetros al suroeste de Arusha y es el primer parque que se visita de la habitual ruta de los Parques Nacionales del Norte de Tanzania (Tarangire-Lago Manyara-Ngorongoro-Serengeti). Debe su nombre al río Tarangire que lo atraviesa y que asegura importantes poblaciones de animales durante la estación seca.
Lo característico de Tarangire son sus baobabs que crecen por todo el parque.
También son muy característicos los termiteros que se prodigan gracias a las temperaturas suaves y constantes durante todo el año.
En la misma entrada del parque podemos encontrar ya animales que se acercan a buscar comida en los cubos de basura, como este vervet o cercopiteco verde.
El río Tarangire asegura el pasto a ñúes, cebras, impalas, gacelas, jirafas y un largo etcétera de herbívoros. Pero si hay un animal característico en Tarangire es el elefante cuya presencia es muy numerosa.
Acostumbrados a la presencia humana, los animales se muestran bastante confiados y despreocupados paseando entre las cabañas del lodge.
Como el pequeño antílope dik-dik que debe su nombre al sonido que emite cuando se encuentra asustado.
El macho (el ejemplar de las fotos) es más pequeño que la hembra y tiene unos pequeños cuernos inclinados hacia atrás.
Pero lo que queríamos contar es un episodio del que fuimos testigos durante el picnic en Tarangire. En una zona habilitada para ello, los visitantes del parque hacen un alto en el safari para comer en un promontorio frente al río Tarangire. Los papiones se lo saben y acuden a la zona. En todos los parques, lodges y zonas de acampada hay letreros que avisan que está prohibido dar de comer a los animales. A los papiones no parece importarles esta advertencia. Aparentemente distraídos, inician una maniobra de aproximación.
Los guías y conductores conocen las pretensiones de los papiones y les tiran piedras para ahuyentarlos, pero ellos insisten hasta encontrar el momento apropiado para lanzarse sobre las mesas para robar la comida de algún confiado turista.
Con rapidez asombrosa, y antes de que puedan reaccionar los guías, el papión se lleva todo a la boca, incluida servilleta de papel.
Hasta el compañero de fechoría llega tarde al festín.
Pero no importa. Al día siguiente o al otro repetirán la maniobra e incluso cambiarán los papeles.
Glosario
-wezi, plural de mwizi: ladrón
-katika: en
-baobab (Adansonia digitata, kisw: mbuyu)
-vervet o cercopiteco verde (Chlorocebus aethiops, kisw: tumbili)
-elefante (Loxodonta africana, kisw: tembo)
-dik-dik (Madoqua sp., kisw: digidigi)
-papión (Papio sp., kisw: nyani)
Para algunas fotos de aves que hemos realizado consultar este otro Blog.
El Parque Nacional de Tarangire se encuentra a 118 kilómetros al suroeste de Arusha y es el primer parque que se visita de la habitual ruta de los Parques Nacionales del Norte de Tanzania (Tarangire-Lago Manyara-Ngorongoro-Serengeti). Debe su nombre al río Tarangire que lo atraviesa y que asegura importantes poblaciones de animales durante la estación seca.
Lo característico de Tarangire son sus baobabs que crecen por todo el parque.
También son muy característicos los termiteros que se prodigan gracias a las temperaturas suaves y constantes durante todo el año.
En la misma entrada del parque podemos encontrar ya animales que se acercan a buscar comida en los cubos de basura, como este vervet o cercopiteco verde.
El río Tarangire asegura el pasto a ñúes, cebras, impalas, gacelas, jirafas y un largo etcétera de herbívoros. Pero si hay un animal característico en Tarangire es el elefante cuya presencia es muy numerosa.
Acostumbrados a la presencia humana, los animales se muestran bastante confiados y despreocupados paseando entre las cabañas del lodge.
Como el pequeño antílope dik-dik que debe su nombre al sonido que emite cuando se encuentra asustado.
El macho (el ejemplar de las fotos) es más pequeño que la hembra y tiene unos pequeños cuernos inclinados hacia atrás.
Pero lo que queríamos contar es un episodio del que fuimos testigos durante el picnic en Tarangire. En una zona habilitada para ello, los visitantes del parque hacen un alto en el safari para comer en un promontorio frente al río Tarangire. Los papiones se lo saben y acuden a la zona. En todos los parques, lodges y zonas de acampada hay letreros que avisan que está prohibido dar de comer a los animales. A los papiones no parece importarles esta advertencia. Aparentemente distraídos, inician una maniobra de aproximación.
Los guías y conductores conocen las pretensiones de los papiones y les tiran piedras para ahuyentarlos, pero ellos insisten hasta encontrar el momento apropiado para lanzarse sobre las mesas para robar la comida de algún confiado turista.
Con rapidez asombrosa, y antes de que puedan reaccionar los guías, el papión se lleva todo a la boca, incluida servilleta de papel.
Hasta el compañero de fechoría llega tarde al festín.
Pero no importa. Al día siguiente o al otro repetirán la maniobra e incluso cambiarán los papeles.
Glosario
-wezi, plural de mwizi: ladrón
-katika: en
-baobab (Adansonia digitata, kisw: mbuyu)
-vervet o cercopiteco verde (Chlorocebus aethiops, kisw: tumbili)
-elefante (Loxodonta africana, kisw: tembo)
-dik-dik (Madoqua sp., kisw: digidigi)
-papión (Papio sp., kisw: nyani)
Para algunas fotos de aves que hemos realizado consultar este otro Blog.
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