miércoles, 22 de diciembre de 2010

Consolata Hospital Ikonda

Durante nuestra reciente visita a Milán hace unos días, nuestro corazón ha vuelto a África. En el Duomo, junto al inefable belén montado para estas Navidades, un cepillo para recolectar limosnas llamó nuestra atención.





Nuestros corazones regresaron a África para recordarnos lo afortunados que somos en este mundo privilegiado, al menos en oportunidades. Decidimos contribuir a la causa destinando los modestos ingresos publicitarios de este blog a la misma. Algo así como África para África.
De vuelta a casa, una de las primeras cosas que hemos hecho es averiguar dónde está Ikonda y la labor de este hospital.



El Consolata Hospital lleva a cabo una importante labor sanitaria en esa zona de Tanzania, país que, como muchos otros países africanos, es sumamente deficitario en salud pública.



Podéis seguir al grupo Support Ikonda Hospital en facebook. Por nuestra parte, nos emociona cualquier referencia a África que nos encontramos por este avanzado primer mundo.



Como es el caso de este padre nuestro en swahili, fotografiado por mi mujer, en la Iglesia Pater Noster de Jerusalem, decorado en murales de cerámica en 140 idiomas diferentes.

viernes, 16 de julio de 2010

Sed



Esta reciente estampa capturada en el puerto de la Bonaigua (2072 m.) de un caballo bebiendo en una charca nos ha traído recuerdos de hace un año.







En esta época del año se encuentran en la estación seca allá en el Serengeti y el río Seronera tiene que aplacar la sed de las grandes manadas de ñúes y cebras.
Por la mañana temprano, antes de que el sol apriete, o antes de la puesta del sol, es cuando los herbívoros se acercan con la debida precaución a las fuentes de agua para beber.









De forma pausada o al trote se dirigen a la llamada del abrevadero.
Era nuestra última jornada en el Serengeti. Nos habíamos levantado antes de la salida del sol para ver amanecer durante el safari. Regresábamos al hotel para desayunar y recoger los bártulos camino de Ngorongoro cuando presenciamos esta escena. Los animales se acercaban al río a beber pero se mostraban muy inquietos. Se aproximaban, se introducían en el río, bebían y salían huyendo disparados.









La escena se repetía una y otra vez. Era evidente que algo les producía una enorme inquietud. Estuvimos un buen rato tratando de averiguar lo que era pero no fue posible. Según Elidanos, nuestro guía, lo más probable era que se tratase de un cocodrilo (mamba, kisw.). Estos reptiles muestran la paciencia suficiente para esperar el momento apropiado para el mortal ataque.

viernes, 9 de julio de 2010

Lejos de África

Si hace ahora un año Tarangire, Serengeti y el cráter Ngorongoro eran protagonistas indiscutibles de este Blog y de nuestra hambre de África, este año no hemos podido repetir. La crisis económica ha hecho que cambiáramos África por otro destino más cercano: los Pirineos. No es cuestión de comparar. Cada rincón de este mundo que nos rodea tiene sus propios encantos, y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido no es menos.





El agua es el verdadero protagonista de este entorno natural. El río Cinca, en su nacimiento en el valle de la Pineta, es toda una fuente de cascadas que recorre todo el valle con su continuo bramar.







No son ñúes ni cebras, pero con su abundancia por el Parque y su muy cercana presencia, forman parte del mismo, al igual que rebecos, marmotas y el amenazado quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), el cual nos imaginamos, mas que vimos, en la distancia.







Claro que nos hemos acordado de África, pero hemos disfrutado de las bellezas de este maravilloso Parque de España. Aunque lejos de África, al igual que muchos millones de españoles, el domingo nuestro corazón estará en Sudáfrica, en Johannesburgo (Igoli, en zulú), animando a la roja en la final del Campeonato del Mundo de Fútbol.

martes, 12 de enero de 2010

Hemos vuelto

En el mes de julio pasado inaugurábamos este Blog con la entrada hambre de África y decíamos entonces: cada rincón de África debe esconder secretos y misterios por descubrir para nosotros, los habitantes de un mundo dominado por las prisas; nuestra hambre no ha tardado mucho en intentar ser saciada y hemos vuelto, esta vez, a Marruecos, a la Ciudad Roja de Marrakech.
Como no queremos repetirnos, pretendemos destacar aquí el exquisito trato que hemos recibido de sus gentes y su amabilidad que, a partir de ahora, nos hará sentir vergüenza ajena cuando oigamos a algún español referirse despectivamente a esta gente como moros.
Caótica y bulliciosa, impregnada de miles de olores pero limpia, sus gentes van y vienen por las callejuelas de la laberíntica medina en una frenética actividad un tanto inquietante para el turista.







Aprovechando al máximo los medios de transporte, la circulación por las calles consiste en ser el más hábil, teniendo cuidado de no ser atropellado por una bici, una moto o, incluso, por un burro.







La vuelta a África no sólo no nos ha saciado nuestra hambre, nos ha generado mucha más. Tenemos muy claro que Marruecos no tiene nada que ver con Tanzania, que Marrakech es una mínima parte de Marruecos y que lo que hemos vivido en esta maravillosa ciudad no es más que una partícula infinitesimal de la vida de la misma. Por mucho que queramos imbuirnos de sus culturas no dejamos de ser turistas ávidos de emociones y de anécdotas que contar a nuestro regreso. Pero seguro que algo queda.