Una rápida ojeada a nuestro alrededor nos indicaba la ausencia de rangers y, a una señal de nuestro guía, el conductor abandonó el camino para acercarnos un poco más al guepardo. En los Parques Nacionales esto no se puede hacer, pero se hace.
De hecho no fuimos los únicos. Dispusimos de un par de minutos para admirar al ejemplar que permanecía indiferente ante nuestra presencia.
Como aburrido, bostezó...
... nos contempló
y finalmente se encaramó para dirigirse hacia la sombra de una acacia próxima mientras nosotros regresábamos al camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario